lunes, 30 de mayo de 2016

Bloque II - Textos folclóricos. Selección y adaptación.

ACTIVIDAD 2
Adaptación de textos folclóricos

En esta actividad se plantea hacer una adaptación de un texto folclórico para alumnos de Educación Infantil. El original del cuento adaptado es una historia de los hermanos Grimm que se llama “Toda clase de pieles”.

La adaptación va a ir dirigida para alumnos de 3º de Educación Infantil, es decir, entre 5 y 6 años.

Para realizar una buena adaptación es necesario tener en cuenta la edad de los niños a los que va dirigido, pero también ha de mantener el simbolismo de los cuentos folclóricos. El esquema sico del cuento maravilloso describe el paso de la infancia a la edad adulta: los protagonistas suelen ser preadolescentes o adolescentes que han vivido durante su infancia protegidos, y más o menos felices, en su cleo familiar y que por voluntad propia o por las circunstancias que los rodean, se ven obligados a abandonar esta comodidad para realizar “un viaje iniciático” y superar una serie pruebas que representan la vida adulta.

Para realizar la adaptación, he mantenido este esquema principal respetando el inicio en un hogar feliz, la necesidad de salir de ese hogar y realizar un viaje que lleva a la protagonista hasta la vida adulta, con un final feliz.

El primer cambio que he realizado ha sido acortar bastante la historia, ya que para las edades que va dirigido es más apropiado un texto bastante más corto que el original. He quitado, sobre todo, mucho contenido de la primera parte de la historia, cambiando los motivos que llevan a la joven a huir de su hogar, ya que para niños tan pequeños el original puede ser muy complicado de entender. He evitado también la muerte de la madre para hacerlo menos dramático. He mantenido los tres regalos de la madre, aunque cambiando la forma del primero para hacerlo más sencillo, y he cambiado también la procedencia de los tres vestidos y del abrigo de toda clase de pieles, ya que en el original va unido al motivo de la huida, que he cambiado para simplificar el cuento. El resto de la historia la he mantenido prácticamente igual cambiando pequeños detalles más relacionados con acortar la historia que con adaptar el contenido. El desenlace también lo he mantenido, haciendo que el cuento tenga un final feliz.

A continuación dejo mi adaptación:

TODA CLASE DE PIELES

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo, una pequeña princesa que vivía en su gran castillo. Era la alegría del reino; desde que nació, todo se había llenado de luz y de color. Los reyes eran muy felices con su pequeña princesa, y todo era perfecto. Poco a poco, la pequeña princesa fue creciendo, y llegó un día en que ya no era tan pequeña. Se había convertido en una joven princesa, tan hermosa y alegre como su madre. Tenía el cabello rubio y largo, y los ojos grandes y verdes. Siempre sonreía, y todos en el reino la querían.

Cuando la princesa cumplió 16 años, algo horrible sucedió: unos reyes malvados de un reino cercano habían iniciado una guerra para conquistar su reino. Ante tal situación, los padres de la princesa, que querían protegerla, decidieron que lo mejor sería llevarla lejos de allí. Y así lo hicieron. Una noche, cuando todo el reino dormía, la pequeña princesa preparó su equipaje para el largo viaje que la esperaba. La reina había preparado con mucho cariño unos regalos para que la princesa. En un pequeño cofre, había metido tres colgantes: un pequeño corazón, una medalla de la Virgen, y su alianza de bodas. La reina se lo dio a la princesa y le dijo que, de ese modo, ella siempre le acompañaría donde quiera que estuviese. La princesa, además de los regalos, metió en su maleta sus vestidos favoritos: uno más dorado que el sol, otro más plateado que la luna, y el último más brillante que las estrellas. El rey también quiso hacerle un regalo a la princesa, y le dio su mejor abrigo, uno que estaba hecho con pieles de toda clase de animales, para protegerse del frío.

Así, la joven princesa se adentró en el bosque de noche huyendo de la guerra que amenazaba su reino. Corrió y corrió hasta que ya no pudo más. Se echó a descansar en una cueva que encontró y, tapada con su gran abrigo de toda clase de pieles, se durmió echando mucho de menos su palacio y su familia. Cuando volvió a abrir los ojos, se encontró rodeada de cazadores que se preguntaban qué clase de animal era aquel. La princesa les explicó que no era ningún animal, que simplemente era una chica perdida por el bosque. No les reveló que era una princesa por miedo a que la devolvieran a su reino, ni les dijo su nombre. Ellos decidieron llamarla “toda-clase-de-pieles”, por el enorme abrigo que llevaba. Aquellos cazadores resultaron pertenecer a un reino que estaba no muy lejos de donde dormía la princesa y, compadeciéndose de ella, se la llevaron a palacio donde podría ayudar con las labores de cocina.

En palacio, todos la siguieron conociendo como Toda-clase-de-pieles, y aprendió a cocinar y a hacer todo tipo de labores. Pasaba desapercibida como una doncella más, nadie se dio cuenta de que, en realidad, era una de las más hermosas princesas que habían existido. Pero aunque su belleza pasaba desapercibida, ella sí se dio cuenta de la belleza del príncipe al que servía. Poco a poco, y en silencio, se fue enamorando de él sin poder demostrarle su amor. Todas las noches, le preparaba la cena con mucho cariño y se la llevaba, procurando que él no la viese, y anhelando expresarle su amor.

Así pasaban los días, y la princesa cada vez estaba más enamorada. Una noche, el príncipe anunció que iba a dar un baile para buscar esposa, ya que estaba en edad de casarse. El baile duraría tres noches, y estarían invitadas todas las princesas del lugar. Pero Toda-clase-de-pieles no podía desvelar su secreto, así que no podría asistir al baile. Pensaba y pensaba cómo podría hacer para acercarse al príncipe, y entonces se le ocurrió. Aún llevaba con ella sus tres vestidos, si conseguía escaparse de la cocina, podría entrar en el baile sin que nadie se diese cuenta de quién era realmente.

Así lo hizo. El primer día, cuando el baile comenzó, toda clase de pieles dejó la concina para ir a su alcoba a cambiarse. Se puso el vestido más dorado que el sol y se soltó sus cabellos. Estaba bellísima. En cuanto entró en el salón, el príncipe no pudo evitar fijarse en ella, y bailaron toda la noche. Pero al tocar las doce, Toda-clase-de-pieles debía volver a la cocina para prepararle su consomé al príncipe como todas las noches.

Y así lo hizo. Corrió a su alcoba a taparse con su gran abrigo y bajó a la cocina a preparar la cena. Pero esa noche, toda clase de pieles decidió mandarle alguna señal al príncipe, así que dejó caer en la sopa el colgante en forma de corazón que su madre le había regalado. Dejó la bandeja en la puerta de la habitación del príncipe y corrió para que él no la viera. El príncipe se extrañó al ver aquel objeto en su cena, pero no le dio más importancia.

La noche siguiente, Toda-clase-de-pieles volvió a escaparse de cocina, se puso su vestido más dorado que la luna y se soltó el cabello. Fue al baile, donde el príncipe ya la estaba esperando, y bailaron toda la noche. Cuando el reloj dio las doce, toda clase de pieles corrió a su alcoba, se puso su abrigo y bajó a la cocina. Esta noche dejó caer en el consomé del príncipe el segundo regalo de su madre: la medalla de la Virgen. Cuando el príncipe lo encontró, empezó a sospechar, pero no pudo adivinar de qué se trataba aquello.

La última noche del baile, Toda-clase-de-pieles volvió a prepararse para el príncipe, y se puso el último de sus vestidos, el más brillante que las estrellas, y se dirigió hacia el baile. Esa noche, el príncipe no estaba dispuesto a dejarla escapar así que, mientras bailaban, y sin que ella se diera cuenta, le colocó una alianza en el dedo. Toda-clase-de-pieles estaba tan nerviosa que ni lo notó. Volvieron a dar las doce y, tras un poco de resistencia por parte del príncipe, toda clase de pieles volvió a la cocina tapada por su gran abrigo. Preparó el consomé y dejó caer en él el último de los regalos de su madre, su alianza de bodas.

Cuando fue a llevarle la cena al príncipe, él, que ya sospechaba mucho, estaba esperando en la puerta de su habitación. Le pidió a Toda-clase-de-pieles que no se marchara mientras se tomaba el consomé, y cuando se lo terminó cogió del fondo la alianza que ella había dejado caer. El príncipe se acercó a ella y le quitó la capucha del abrigo. Con gran alegría el príncipe la abrazó y le dijo:

-Tenía la esperanza de que fueses tú quien estaba detrás de todo esto. Esta alianza que has dejado en mi sopa es la pareja de esta que he colocado yo en tu dedo. Estábamos destinados a encontrarnos. No me importa si eres sólo una cocinera, me casaré contigo.

Y así fue, Toda-clase-de-pieles se casó con su príncipe, y vivieron felices para siempre.


Alejandra San Segundo García

3 comentarios:

  1. Alejandra tu introducción es fabulosa, en primer lugar porque nos indicas de dónde partimos, de la historia de los hermanos Grimm llamada “Toda clase de pieles” y cómo te quieres dirigir a los niños de 5/6 años, con un texto más corto y sencillo, reduciendo la parte dramática.

    Sin embargo, para que resulte más atractiva su lectura, me hubiese gustado ver fotografías durante el proceso de la historia, para que los niños vayan recreando las imágenes del cuento y despierten su imaginación.
    Además, el hecho de mantener el baile durante las tres noches, me ha parecido que se alargaba mucho y tal vez, no llame la atención de todos los alumnos.
    En todo caso te felicito, porque has mantenido las partes principales e importantes de la versión original, que es lo solicitado en la actividad.

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    1. Bueno... no será una lectura, sino una narración, es decir, un cuentacuentos, y hay que tener en cuenta que esta técnica se enfoca a que los niños (del segundo ciclo) desarrollen su imaginación.

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  2. Es un cuento muy bonito, pero has cambiado algunos elementos importantes en el planteamiento del relato. El nudo y el desenlace están perfectos.

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